Equipo franco-chileno rescatará galeón del siglo XVII hundido en Juan Fernández

Mar Científico

 

Por cuarto día consecutivo los buzos del Grupo de Rescate de Mehuín continúan desarrollando afanosamente las labores de búsqueda en Constitución de los cuerpos de las personas fallecidas luego del maremoto del pasado 27 de febrero.

 

La persistente incursión de piratas holandeses por las costas sudamericanas tenía en ascuas a la corona española. El virrey del Perú, ante rumores sobre una inminente nueva ofensiva, envió en 1633 a las islas de Juan Fernández a la nave insignia de la época, el poderoso galeón San Martín, al mando del alférez don Martín de Orellana. A sus órdenes viajaban cuatro soldados, un piloto, siete marineros, tres asistentes negros, un grumete aborigen y el capitán de la embarcación. Pese a los meses de espera, el enemigo nunca apareció.

Fondeado en las costas de la Isla Robinson Crusoe, el San Martín sucumbió ante un enemigo aún más despiadado: un fuerte viento norte con recia marejada, que lo mandó a las profundidades. Ahí permanece hasta hoy, transformado en una cápsula del tiempo del siglo XVII.

El relato, incluido en un documento de un archivo nacional, es una de las pruebas más o menos definitivas que hacen pensar al arqueólogo submarino francés Arnaud Cazenave de la Roche que el naufragio que le tocó identificar por primera vez en 1996 corresponde al malogrado San Martín.

Tras postular a fondos y más de diez años de investigación en archivos de España y Latinoamérica, Cazenave, junto con la Fundación Archipiélago Juan Fernández, el Consejo de Monumentos Nacionales y otras instituciones como la Universidad Andrés Bello, pudieron poner en marcha un proyecto de rescate en el sector de Punta Lobos. En febrero pasado comenzaron su trabajo, pero tras cinco días de buceo y observación vino el maremoto.

Pese a los escasos días de prospección, lograron rescatar un ánfora en perfecto estado y, además, determinar la extensión del sitio gracias a un instrumento conocido como perfilador de sedimento.

«Hemos podido comprobar que el yacimiento es muy extenso y que no se limita sólo al espacio alrededor de las anclas encontradas en 1996, sino que se extiende por una distancia que supera los 100 metros», explica.

No más de quince

Esto implicaría que el material arqueológico se ha deslizado hacia el norte. Pero también es posible que la estructura del barco se partiera en dos y esté repartida por toda esa superficie.

Cazanave resalta que no más de 15 galeones de la misma época han sido encontrados alrededor del orbe y que en el caso del hemisferio sur, sería el primero.

Desconoce si la nave transportaba algún tesoro, pero lo más probable es que guarde monedas de la tripulación, mobiliario, herramientas e instrumentos de navegación.

Raimundo Bilbao, presidente de la Fundación, enfatiza que el proyecto busca dar un nuevo comienzo a la isla tras lo que ha sufrido por el maremoto. Y no descarta la instalación de un museo de sitio en el futuro.

Adelanta que la idea es volver al lugar a principios del próximo año y excavar un poco más, pero reconoce que no se podrá hacer un trabajo arqueológico de calidad si las instituciones calificadas no prestan el apoyo necesario. «Esto va a costar caro, pero el resultado que se va a conseguir será muy grande para el patrimonio nacional».

 

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