En una de las más atrevidas y audaces acciones navales que se hallan realizado en el continente latinoamericano durante la Guerra de la Independencia, el Comandante en Jefe de la Escuadra Nacional, el marino británico, Vicealmirante Lord Thomas Alexander Cochrane tomó por asalto en la noche del 5 de noviembre de 1820 a la fragata española “Esmeralda”, la que se encontraba fondeada en El Callao protegida por fuertes, lanchas cañoneras y rodeada de una empalizada de madera unida por cadenas que la protegían de un ataque por mar. |
En una de las más atrevidas y audaces acciones navales que se hallan realizado en el continente latinoamericano durante la Guerra de la Independencia, el Comandante en Jefe de la Escuadra Nacional, el marino británico, Vicealmirante Lord Thomas Alexander Cochrane tomó por asalto en la noche del 5 de noviembre de 1820 a la fragata española “Esmeralda”, la que se encontraba fondeada en El Callao protegida por fuertes, lanchas cañoneras y rodeada de una empalizada de madera unida por cadenas que la protegían de un ataque por mar. En la oportunidad, Cochrane después de conocer en persona las formidables defensas del puerto, preparó 14 botes y como todos los tripulantes de los buques de la escuadra se ofrecieron con entusiasmo para acompañarlo, tuvo que escoger a la suerte a 160 marineros y 80 soldados infantes de marina. Antes les hizo la siguiente arenga: “yo espero que los chilenos pelearán como acostumbran y que los ingleses harán lo que han hecho siempre en su patria y fuera de ella”. El asalto se fijó para la noche del 5 de noviembre de 1820, repartiéndose el día anterior las instrucciones en virtud de las cuales los botes avanzarían en dos divisiones paralelas, una a las órdenes del capitán Crosbie, la otra al mando del capitán Guise. A la medianoche y sin ser sentidos, llegaron las embarcaciones al costado de la “Esmeralda” y al grito de “Gloria Victoria” iniciaron el asalto por la popa y costados del buque. Durante la contienda, los castillos y las baterías de costa comenzaron hacer nutrido fuego de artillería sobre la “Esmeralda” hiriendo en un muslo al almirante Cochrane y cayendo muertos muchos españoles, entre otros, el mismo comandante de la nave, capitán Luis Coig. Ante lo encarnizado del combate, el capitán Guise tomó el mando de la nave apresada ante la imposibilidad de Cochrane debido a sus heridas e hizo cortar los cables y amarras abandonando la bahía, y llevándose tan valiosa presa con la bandera chilena izada al tope de su mástil mayor. Los españoles nunca más se atrevieron a enfrentarse con Cochrane y los dejaron como dueños absolutos del Pacífico. |