En la memorable ocasión, el Santo Padre fue recibo por el entonces Comandante en Jefe de la Armada, Almirante José Toribio Merino Castro, y posteriormente por la gallarda tripulación del “Cirujano Videla”, que lo recibió abordo con embanderado completo. Posteriormente, realizó una navegación por la bahía, y desde el Puente de Mando de esta unidad rindió un cariñoso homenaje en recuerdo de los hombres de mar y de los muertos en medio de la vorágine del océano.
Antes de finalizar su espectacular y extraordinaria visita el buque, en la compañía de tan ilustre representante de Cristo en la tierra, realizó una navegación en forma de cruz por una ruta que había sido formada por los pescadores. En esa oportunidad el Papa, junto al Cardenal Francisco Fresno, lanzó a las aguas una corona de flores orando por la paz y por la Gente de Mar. En su extensa visita de seis días por el territorio nacional, que abarcó Santiago, Puerto Montt, Concepción, Valparaíso, Temuco, La Serena y Antofagasta. El Santo Padre departió cordialmente con los jóvenes, reclusos y enfermos. Beatificó a Sor Teresa de los Andes, Coronó a la Virgen del Carmen y entregó enseñanzas precisas sobre el pensamiento de la Iglesia Católica en las más diversas materias. Al despedirse, desde el Aeropuerto de Cerro Moreno en Antofagasta, impartió su bendición apostólica a todo Chile en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Agradezco en nombre de la Armada de Chile su visita a un buque de la institución, y las bendiciones impartidas en esta oportunidad a todo su personal, y rindo un homenaje muy sentido a su santidad Juan Pablo II, por su especial visita a nuestro país, orando por el bienestar de Chile y por la espiritualidad cristiana de su pueblo.
|